Ceferino R. Flores, Martín J. Castro Rojas, Rosario Vitoria, Noelia Rueda, Rosa E. Rueda, Alejandro Ismael y Claudio Ortiz

Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Estación Experimental Agropecuaria de Cultivos Tropicales Yuto; Argentina

[email protected]

Resumen

Gran parte de la horticultura está basada en la utilización de variedades o híbridos de alto rendimiento asociado a la aplicación de insumos de síntesis química. En estas circunstancias, los procesos biológicos y ecológicos que regulan muchas de las funciones de estos sistemas fueron desestimados, lo que determinó un deterioro de los recursos naturales y un constante incremento de la dependencia de insumos externos.  La incorporación de materia orgánica, desde el punto de vista físico, promueve la formación de agregados de suelo evitando la erosión, mejorando la aireación en suelos arcillosos, aumentando la capacidad de retención de agua en suelos arenosos, manteniendo constante la temperatura y generando un mejor ambiente para el desarrollo de raíces y microorganismos. Químicamente, la materia orgánica, al tener cargas eléctricas negativas, atrae ciertos nutrientes con carga positiva como el calcio, magnesio y potasio (incremento de la CIC del suelo), además se asocia a los micronutrientes como hierro, magnesio, zinc y cobre formando quelatos estables y disponibles para las plantas. Finalmente, la materia orgánica es el alimento y energía para los organismos vivos en el suelo, en su gran mayoría microorganismos.  En el cultivo, la realización adecuada de labores de conducción, planes de fertilización acorde a los rendimientos estimados y riego acorde a los requerimientos, permiten un óptimo desarrollo metabólico del mismo, en estas condiciones, se producen exudados radicales que promueven el surgimiento de poblaciones microbianas benéficas.  La utilización de “Microorganismos que Promueven el Crecimiento de Plantas” (PGPM) y agentes de “Control Biológico” (CB), forman parte de un conjunto de prácticas que tienen como finalidad recuperar la diversidad microbiana del suelo. Los PGPM promueven el crecimiento vegetal, mediante la fijación de nitrógeno atmosférico (FBN), la producción de fitohormonas, y también incrementan la disponibilidad de fósforo y nitrógeno en forma asimilable para la planta. Al mismo tiempo, generan la degradación de precursores de síntesis de etileno. Los CB suprimen la expresión de microorganismos patógenos mediante la secreción de metabolitos antimicrobianos, la competencia por hierro, su mayor facilidad para colonizar la rizósfera, evitando la germinación de esporas de hongos e inactivando toxinas. Por lo tanto, la interacción entre la incorporación de materia orgánica al suelo, adecuadas prácticas de manejo del cultivo y la incorporación de microorganismos PGPM y CB conducen a la expresión del potencial de rendimiento, mejorando el comportamiento del mismo ante factores bióticos y abióticos adversos.